¿Hay alguien en casa? ¿Por dónde andan todos?
Bueno…vine a abrir un poco y ventilar, y mañana ya pegaré una repasadita que la casa así vacía y todo, está hecha un asco.
¿Es que nadie vuelve de vacaciones más que yo?
¿Y vos, Berto? ¿Qué hiciste con mi dínamo gigante? Yo acá vendiendo mi cuerpo (en parcelas claro, porque está enorme) para juntar el dinero del envío y vos nada, ni una palabra.
Hasta he tenido que festejar sola mis cuatro meses ¡sola!
Bien. Aunque estoy conciente de estar hablando sola, mientras ventilo el pisito, les cuento que me fui nomás esos días al mar, y que estuvo precioso el viaje. Ni que hubieras estado adivinando, Berto, mis hermanos se quedaron sin fumar los cinco días y todo para no tentarme. Y en ese intento de no tentarme, hablamos muchísimo sobre el tabaco y han decidido dejarlo, finalmente. Muy bien, muy bien.
El no sentarme a fumar frente al mar, no le quitó nada ni al inmenso poder que tiene el mar sobre mí, ni a mí, ni a esa increíble relación que me une a él. No fumar allá fue exactamente como no fumar en ninguna otra parte. Solo una noche después de cena con todos mis primos y varios tragos y mucha algarabía, mmmmmmmmmmm hubo un tirón cortito pero duro. Pero pasó más rápido que volando. ¡Estoy contentísima!
Ahora que he vuelto, y pasados los cuatro meses, quiero encararle al tema del sobrepeso. Estas dos últimas semanas me he sumado unos tres kilos otra vez, y no me siento para nada bien ni física ni moralmente con eso, pero sí me siento por primera vez en condiciones de sumar otra entrada de autocontrol. Y compulsiva que soy, no puedo cuidarme un poquito de las comidas. Tengo que encararle a una dieta rigurosa y a rajatabla. Así que acá tengo a la mano el plan de la nutricionista. Y lo miro, y lo miro. Hasta que junte coraje.
Otro asunto relacionado al tabaco, y este es para que me lo analice Auriga y me destroce, si tiene a bien regresar. Es que soñé que alguien me pasaba un pucho en un fogón, o algo así, y que yo fumaba. Y que me daba tanto pero tanto asco que le decía a una amiga ¿cómo puede fumar la gente?
¡Yo sueño que nunca he fumado! Bien, eso es todo acá en el frente, por ahora. Cierro y mañana vengo con la fregona y unas flores, así que vamos, chicos. Vayan volviendo que se los extraña. Un abrazo.
Bueno…vine a abrir un poco y ventilar, y mañana ya pegaré una repasadita que la casa así vacía y todo, está hecha un asco.
¿Es que nadie vuelve de vacaciones más que yo?
¿Y vos, Berto? ¿Qué hiciste con mi dínamo gigante? Yo acá vendiendo mi cuerpo (en parcelas claro, porque está enorme) para juntar el dinero del envío y vos nada, ni una palabra.
Hasta he tenido que festejar sola mis cuatro meses ¡sola!
Bien. Aunque estoy conciente de estar hablando sola, mientras ventilo el pisito, les cuento que me fui nomás esos días al mar, y que estuvo precioso el viaje. Ni que hubieras estado adivinando, Berto, mis hermanos se quedaron sin fumar los cinco días y todo para no tentarme. Y en ese intento de no tentarme, hablamos muchísimo sobre el tabaco y han decidido dejarlo, finalmente. Muy bien, muy bien.
El no sentarme a fumar frente al mar, no le quitó nada ni al inmenso poder que tiene el mar sobre mí, ni a mí, ni a esa increíble relación que me une a él. No fumar allá fue exactamente como no fumar en ninguna otra parte. Solo una noche después de cena con todos mis primos y varios tragos y mucha algarabía, mmmmmmmmmmm hubo un tirón cortito pero duro. Pero pasó más rápido que volando. ¡Estoy contentísima!
Ahora que he vuelto, y pasados los cuatro meses, quiero encararle al tema del sobrepeso. Estas dos últimas semanas me he sumado unos tres kilos otra vez, y no me siento para nada bien ni física ni moralmente con eso, pero sí me siento por primera vez en condiciones de sumar otra entrada de autocontrol. Y compulsiva que soy, no puedo cuidarme un poquito de las comidas. Tengo que encararle a una dieta rigurosa y a rajatabla. Así que acá tengo a la mano el plan de la nutricionista. Y lo miro, y lo miro. Hasta que junte coraje.
Otro asunto relacionado al tabaco, y este es para que me lo analice Auriga y me destroce, si tiene a bien regresar. Es que soñé que alguien me pasaba un pucho en un fogón, o algo así, y que yo fumaba. Y que me daba tanto pero tanto asco que le decía a una amiga ¿cómo puede fumar la gente?
¡Yo sueño que nunca he fumado! Bien, eso es todo acá en el frente, por ahora. Cierro y mañana vengo con la fregona y unas flores, así que vamos, chicos. Vayan volviendo que se los extraña. Un abrazo.