miércoles, 23 de julio de 2008

¿Qué me hace desear fumar?

Estoy aquí porque no tengo intención de volver a fumar jamás de los jamases. Pero si eso fuese tan sencillo como dejar de comer mortadela no estaría aquí.

Por eso se me ha ocurrido abrir este hilo para ir escribiendo aquellas cosas que me han pasado o me pasarán por la cabeza que hacen que aunque sólo sea momentáneamente me vuelvan los deseos de fumar.

Son por supuesto consecuencia de la adicción, pero no por ello dejan de ser deseos míos.

46 comentarios:

Anónimo dijo...

Una de ellas es pensar que no tengo por qué privarme de nada. Que si no fumo seré menos libre.

Sé que es justo al revés, pero el pensamiento es ese.

Anónimo dijo...

Hola Auri. Espera que me preparo unas palomitas y me pongo cómoda para disfrutar de las memeces que te va a ir soltando tu lado oscuro.

Lanya dijo...

Que llorar sabe mejor fumando, porque a las razones por las que lloro además uno el ¡y encima no puedo fumar, joder!
(snif)

Mafi dijo...

Lanya, me he puesto fotillo para que no llores más y puedas hablarme a la cara. ¡¡¡Que no llores más, hombre ya!!!

Sigue, Auri ...

La Taberna Fantasma dijo...

Oye, gran idea, Flanagan. Además de poner la chorrada en cuestión podríamos rebatírnosla y hacernos quedar de estúpidas con más ímpetu si cabe...

A ver la mía... Yo empecé a fumar por rebeldía adolescente, porque estaba prohibido, porque las niñas buenas no fumaban, porque mis padres no fumaban, etc... Todavía a veces cuando estoy en algunos contextos muy formalitos y me entran ganas de ponerlos a caer de un burro y escandalizar un poco, me acuerdo del tabaco y de su aspecto "rebelde", y siento que me he "doblegado" ante la buena sociedad. Y entonces me apetece enormemente encenderme uno y fumarle en la cara a Susanita... jejeje..
Es verdad, es una memez, Mafi. Porque cuando fumaba me estaba doblegando ante las tabacaleras igualmente, y no tiene ningún sentido una rebeldía que te cuesta la salud y la vida, que te hace confundir la sensación de libertad con la esclavitud de la adicción y que, para más inri, satisface trivialmente una necesidad de rebeldía que podrías canalizar hacia cosas mucho más importantes. Mira que tener que llegar a los 34 para descubrirlo... tiene narices...! Y porque he dado con gente lista, que si no ahí sigo...

Berto dijo...

Si, a mí lo de escandalizar también me llamaba la atención, pero de todo se cansa uno. Hoy por hoy no hay nada tan escandaloso como ser perfectamente intachable.
Te recomiendo que si algún día quieres molestar a una de esas señoras que pueblan la buena sociedad te pongas en sujetador y te flageles con pinchos. No hay nunguna ley que pueda condenarte y seguro que te haces menos daño que con la nicotina. Luego ven y cuentanos las reacciones de las señoras.

Beatriz dijo...

Aquí la voz de la discordia...

Todavía no he encontrado ninguna situación en la q me apetezca fumar, me explico...

Nunca en una situación en concreto, si no caminando por la calle porq sí, otra al salir de la ducha...

Realmente me ha pasado pocas veces, lo único q intento y consigo es no darle vueltas, porq si no la llevo clarita...no me entretengo en ese pensamiento.

Anónimo dijo...

No, no, no y mil veces no. lanena.
En las adicciones no hay un porque sí, siempre hay un motivo una explicación y hay que buscarla para desmontarla. Porque hoy al salir de la ducha no pasará nada porque estás bien, pero otro día que estés ansiosa saldrás de la ducha y el tirón será muy fuerte y no sabrás ni por qué ni cómo combatirlo.

Anónimo dijo...

Berto, tú no conoces a las damas de la sociedad. Lataber se pone a hacer eso y hay que cobrar entrada.
Y al día siguiente dando todas envidia cochina a las amigas íntimas contándoles: no te puedes imaginar las cosas tan horribles que tuve que ver, qué tiempos, Dios mío, qué tiempos...

Beatriz dijo...

Pues no sé el porq me dan ganas cuando me dan!, y creo q la única explicación es q he fumado durante tantos años q en algún momento me tengo q acordar!, simple y llanamente!!, o tengo q autosicoanalizarme?, yo encuentro normalísimo acordarme de vez en cuando jo, por q no?, por q tiene q ser tan complicado?....

Anónimo dijo...

A ver Lanya. Qué los rollos patateros me los gasté ya todos en el foro.
Tu frase: y encima no puedo fumar, no es cierta. Porque puedes fumar todo lo que quieras. Además tienes motivos suficientes con tu constructor y tus llantos, que como no evitas ni al uno ni a los otros, pues poco a poco irán formando un buen paquete justificativo.
Acuérdate de que la vez anterior te fuiste derecha a comprar tabaco.
Si el constructor te hace fumar olvídate del constructor. Y si no quieres olvidarte del constructor... pues tú verás.

La Taberna Fantasma dijo...

A mí a veces me apetece en situaciones de tranquilidad y placer como por ejemplo ese momento de leer el periódico en una terracita al sol los domingos por la mañana, desayunando, o con algo fresquito. Yo sola, sin hablar con nadie, leyendo y fumando... Supongo que aún recuerdo la sensación de falsa paz del tabaco. ¿Por qué me daba paz? Porque previamente estaba ansiosa. ¿Y por qué estaba ansiosa? Porque fumaba como una chimenea y llevaba 10 minutos sin fumar. En fin...
Lanena, Auri tiene razón, piensa qué hay detrás de la apetencia, siempre hay algo. Y ahora sí que me voy a por mi libro y a dar una vueltecita, que hace un fresquito loco en la calle. Besotessss

Anónimo dijo...

¿Momentos en los que apetece fumar? Todos los del día si uno se ha papeado cajetilla y media diaria. Tras el desayuno, en el coche yendo a currar, en el curro nada más encender el ordenador, otro más mientras trabajas, y otras decenas más. Y después de comer, y con el café, y al teléfono, y al no teléfono. Por eso los primeros días que lo dejamos andamos por la vida desorientados porque el cigarro ha sido nuestro compañero en cada acto de nuestras vidas. ¿Todos los cigarros nos apetecían? La verdad es que no. El 90% de los cigarros los hemos fumado porque inconscientemente los hemos relacionados a todas las actividades que comento pero eso de "mataría por un cigarro" lo hemos dicho en ocasiones muy puntuales, probablemente solo 3 o 4 al día. Y eso es lo que Auri llama "tirones". El adicto sabe lo que es. Yo lo sé. Y no asusta, niños .... ACOJONA. Es ahí donde hay que mantener la calma, autoconvencerse con todos los argumentos que hemos oído y que nos hemos dicho a nosotros mil veces. Y si no funciona la coherencia entonces no queda otra que recurrir al: "hoy no se fuma, coñoooooooooooo. Mañana pregúntame y ya veremos"

Berto dijo...

Pues yo ya me acostumbré a hacer las cosas sin fumar, a veces me acuerdo del tabaco pero a veces también me acuerdo de otras cosas que no me gusta recordar y no hago un drama de ello.
El pensamiento de si no fumo seré menos libre lo he superado también, yo lo llamaba el sentimiento de estar cara a la pared.
Pero lo que más temo son los disgustos y eso seguro que quiere decir algo. Puede que Auriga tenga razón y enfrentarse a la causa sea mejor que padecer los efectos.
A nadie le gustan los disgustos (por eso se llaman asi) pero resulta que hay mucha gente que no tiene esos arrebatos de autodestrucción y castigo. ¿Será que hay que desaprender a proyectar la ira hacia adentro? ¿Será esa una conducta aprendida o será que me gusta culpar a mi entorno católico de todo lo que me pasa?
Mi madre me contó que cuando aún no sabía hablar y me enfadaba me daba cabezazos contra la pared. Fumar es una versión un poco más sofisticada de darme cabezazos.
No sé, me preocupa que lo que yo siento como instintos naturales vayan todos orientados directamente en contra del instinto de supervivencia.
Me siento raro mientras escribo este post.

La Taberna Fantasma dijo...

Yo creo que es cierto que proyectamos la ira hacia dentro, a veces, y así nos va. Y la verdad es que no acabo de entender por qué es. Quizá los mundos reales estén siendo invadidos por los mundos de Yupi, porque cada vez el personal se incomoda más ante la expresión de sentimientos críticos (de crisis, no de crítica) como el enfado, la indignación, la tristeza o la ira. La mayoría de las personas no sabemos qué hacer con ellos cuando los presenciamos a alguien que no sea un intimísimo, ni mostramos empatía, ni comprensión, ni nada y a veces todo lo contrario. A veces, cuando me toca mí, siento que estas emociones no pueden ser aceptadas más que por mis intimísimos amigos y en mi mundo no se ve a los intimísimos tan a diario como una quisiera. Y cuando de ira se trata ni siquiera esto, pues suelo hacer daño y una no le desea tal cosa a sus amigos o pareja.
Así pues estos sentimientos críticos acaban eyaculando hacia dentro, como eso que dice que hace Sánchez Dragó y los practicantes del sexo tántrico, que eso no sé si será buenísimo para el orgasmo o no, pero eyacular mi propia ira hacia mis propios pasadizos interiores no es nada de bueno, eso lo sé. Y aquí es donde uno acaba autoagrediéndose y consolándose a un tiempo mientras fuma, porque sentirse víctima siempre ha sido más cómodo y aplaudido que defenderse y exponerse a las críticas ajenas y al rechazo, y lamerse las heridas en la soledad y el silencio de la autocomplacencia resulta más fácil que construirse un poco de autorrespeto.
Berto, cuando sientas que un instinto natural contradice tu instinto de supervivencia, es que no es un instinto natural. (Así me lo aprendí yo).

La Taberna Fantasma dijo...

¿Alguien sabe dónde puedo recibir algunas clases de redacción sintética?

Anónimo dijo...

Pues sí, Mafi, porque la ganillas esas van desapareciendo. Por ejemplo a mí ahora después del café lo que me apetece es algo dulce.
Pero como dice Berto, son los “disgustos”, situaciones de inquietud, porque quizá son las que más se parecen a la ansiedad por falta de nicotina, las más peligrosas.
Pero yo no he llegado a tanto como decir de enfrentarse a ellas, solo reconocerlas. Para enfrentarse siempre hay tiempo, y es mejor esperar a estar tranquilos.
Cuando tengo una punzada de ansiedad mi intención inmediata (y esto lo da la práctica) es rebajarla, con independencia de lo que la produzca. A partir de ahí estamos más preparados para cualquier acontecimiento.
Es muy diferente lo que decís de lanzar la ira hacia dentro a disiparla. Lanzarla hacia dentro es provocarse una implosión interior; disiparla es conseguir que desaparezca sin causar destrozos.
La incomodidad ante los sentimientos críticos de los demás, creo que se produce porque intentamos darles solución; cuando al fin y al cabo lo único que nos está pidiendo la persona es atención, un escenario donde desahogarse.

Mafi dijo...

Curiosamente, yo no temo (creo que ya lo he dicho en alguna ocasión) ni los disgustos ni las situaciones de crisis. Porque en esos momentos al "mono" se le ve de venir de lejos. No, temo las situaciones de tranquilidad y "calma chicha". El "venga, ¿por qué no? solo uno no puede hacerte daño y lo sabes". Ahí duele. Cuando más relajado estás es precisamente cuando me puede pillar. Pero yo hablo desde mi propia experiencia y como creo que ha dicho en alguna ocasión, jijiji, nuestra querida Lanya, cada persona es un mundo.

Administración (ARG) dijo...

Pues hija, yo ya a todo le temo, a todo...

Brujilla dijo...

Yo debo de ser más simple que un bocadillo de chorizo....

Me identifico con lo que dice Lanena, me da el puntazo de las ganas de fumar cuando menos lo espero, no en situaciones concretas y lo que hago entonces es apartar la idea de mi cabeza. No busco el motivo ni la explicación para desmontarla. Tampoco eyaculó, ni pa dentro ni pa fuera...simplemente aparto la idea.
En mi caso la situación que más se parece a la ansiedad por falta de nicotina es la de por falta de dulce, es decir...me da el “jamacuco” y no sé si es que me apetece fumar o comerme un trozo de chocolate, ¿que hago en ese caso? me como una tajada de sandía y tira pa´lante, en esta casa ni se fuma ni se engorda¡¡¡

Beatriz dijo...

Pues eso, q cada persona es un mundo, y yo cuando menos me acuerdo del tabaco es en situaciones de crisis.

Cuando he tenido una bronca de tres pares de narices...para mí lo último q existe es el tabaco.

Y esto era al revés cuando fumaba, uno detrás de otro si había alguna situación así.

Será q ya me he dado cuenta de lo ínfimamente importante q es el tabaco en una persona, y no le dedico un segundo cuando algo realmente importante está pasando en mi vida.¿? (yo creo q sí).

Anónimo dijo...

Yo también tengo esos ataquillos de ansiedad que los achaco a falta de dulce. Pero creo que eso no puede se cierto. Dudo que mi cuerpo necesite azúcar. Lo veo más bien como reacciones involuntarias secuelas de las que se producían por la ausencia de nicotina. Buscamos satisfacerlas con algo apetecible. En su momento fue la nicotina, ahora eso no, nunca jamás. Entonces pasamos a la siguiente cosa que nos resulte deseable; el dulce, por ejemplo.
Sin preocuparme mucho, en eso casos me he dicho que ni lo uno ni lo otro, a tragar saliva y seguir para adelante. Normalmente suele ser una sensación muy corta que pasa enseguida.

Mafi dijo...

Parece que hay diferentes niveles de adicción y eso me choca mucho. He leido mil veces que se es o no se es adicto pero que a medias no es posible. Y sin embargo siempre he tenido la sensación de que "unos son más adictos que otros". ¿Es eso posible?

La Taberna Fantasma dijo...

A mí me pasa igual que a Mafi, no acabo de entenderlo. Partamos de expedición a averiguarlo...

Gabriela dijo...

Ya que andamos con Quino por la puerta, me pregunto como Miguelito si "entre morir de pie o vivir arrodillado no habrá una manera de sobrevivir sentado" ¿O era Felipe?
Eso me pregunto yo, entre sensaciones tan extremas como estar en la vigilia constante y el no darle ninguna importancia, tal vez sea que uno va econtrando, cada quien el suyo, una especie de equilibrio.
Con respecto a las ganas, durante los dos primeros meses y casi tres, no sentí claramente ganas de fumar. Al contrario. Pero sí unos fuertes accesos de ansiedad loca. La primeras semanas el momento crítico era a mediodía casi, ya muy avanzada la jornada de trabajo y los momentos de stres. Después fueron los momentos placenteros pero tranquilos, como volviendo del trabajo, ya en casa y siempre en el formato "ansiedad descontrolada". Tenía que tomar mucha agua y caminar mucho para domar esos estados. Después cedieron y fue todo bastante tranquilo hasta hace una semana, más o menos, que casi llegando al tercer mes aparecieron las malditas ganas. No es ansiedad, ni nerviosismo, ni no se qué. Se trata de momentos placenteros pero de cierta excitación: el reencuentro con un ex que fuma y mucho y que incluyó cena a luz de las velas, rico vino, mimos, aprontes y trasnochada. El no paró de fumar nunca, y yo tres veces tuve que sólo concentrarme en no agarrar un cigarrillo y prenderlo o agarrarme el que él dejaba encendido en el cenicero. Fue horrible, y verdaderamente yo que la llevaba más o menos como Lanena, sentí que hubo un click diferente esta vez, y de hecho, ahora ha vuelto a suceder un par de veces "porque sí". Es cierto que estas últimas fue más fácil y más rápido salir del estado, pero lamentablemente, ya no es lo mismo. Y tiene razón en eso Auriga: no estuve lo suficientemente atenta a lo que puede suceder y a cómo enfrentarlo en el día a día.
Como ves, LTF, podemos tomar el curso de redacción sintética en la misma academia. Se me hizo un poco larga la historia, pero bien, a ver si a alguno que venía un poco solitario le espera una noche de amor mucho amor, a prestar atención, que entre las velas y el malbec aparece el tirón.
NO ME MANDEN DE VUELTA PALLÁ, PERO AUNQUE ALARGUE TODAVÍA MAS, NO QUIERO OLVIDARME. YO NUNCA CONSUMI DULCES, NUNCA NINGUNA CLASE, SALVO FRUTAS Y A VECES COCA COLA. AHORA ME GUSTAN, COMO QUE EL CUERPO PIDE. CLARAMENTE, ES UN ENGAÑO ¿no les parece?

Anónimo dijo...

Mafi, que no. Por fumar tres paquetes al día no se es más adicto que el que fuma diez cigarrillos. El mecanismo de adicción a la nicotina es el mismo. Lo que es distinta es la interacción entre la adicción y la personalidad de cada cual.

Gabriela, dices: No sentí claramente ganas de fumar. Y luego pasas a describir varias situaciones que has tenido donde las ganas de fumar han sido descaradas.
Otra cosa distinta es que te montes una empanada mental de tal calibre que no las distingas.
Tú misma las describes.
Fueron momentos placenteros pero tranquilos, como volviendo del trabajo, y a en caa siempre en formato “ansiedad descontrolada”.
O sea una ansiedad descontrolada en un momento placentero pero tranquilo. Me lo explica.
No es ansiedad, ni nerviosismo, ni no sé qué. Se tratan de momentos placenteros pero de cierta excitación.
(como ves en ti lo placentero atrae al tabaco)
Y a continuación pasas a describir una cena tórrida con un ex donde el nerviosismo te hace dudar entre fumarte su cigarro, dos espárragos o la servilleta.
Por cierto, que si de verdad es para ti más importante dejar de fumar que la “torridez” podías haber quedado perfectamente en un lugar donde no se pudiera fumar, alegando simplemente que estás dejando de fumar y prefieres evitar tentaciones. ¿O es demasiado simple?

Beatriz dijo...

Yo aunq no tenga ganas de fumar evito situaciones de riesgo.

Ayer por ejemplo al salir de trabajar mis compañeras se quedaron en la calle a fumar un cigarrito y comentar la jornada...
Yo me fui al gimnasio, nada me obligaba a estar allí.

Cuando salgo por la noche es con gente no fumadora, así q ni me acuerdo, entre bailar y controlar a las lagartas imaginaté...no tengo tiempo! jajajaja.

A mí lo q sí me da ganas de fumar siempre, siempre, es cuando tengo un sabor malo en la boca, amargo, como el resto q se te queda en la boca cuando tomas café, y q hago?, lavarme los dientes, darme enjuague y...olvidado.

Mafi dijo...

Mmmmm ... interaccción.

Vale. Aclarado.

Lanya dijo...

Pues yo no se en qué situaciones tengo más ganas de fumar, hay veces que estando cabreada (últimamente es mi estado normal...), hay veces que estando tranquila (no recuerdo que se siente en esa situación...), hay veces que ni se por qué de pronto pienso -cómo me gustaría fumar un cigarro ahora-
No son unas ganas insoportables que me resulten difíciles de vencer, es un run-run suave pero duradero en el tiempo, no se si me explico.
Ayer hablando con mi marido de cómo estaba llevando esto de dejar de fumar le dije, -si no he fumado ningún cigarro desde que lo dejé es porque pese a lo que he oído y leido, se que ese supuesto cigarro no me daría asco ni nada parecido, todo lo contrario, y después de fumarlo no se si tendría fuerzas para seguir renunciando a ello, mejor dicho, se que no las tendría-

Y si, se que puedo fumar, puedo fumar tanto como quiera y cuando quiera, lo se, eso es lo malo, porque además de saber que puedo hacerlo, quiero hacerlo, y lo único a lo que me estoy agarrando es a que se que no debo hacerlo, y esta cuerda es muy delgada y frágil.

Anónimo dijo...

Lanya,
No puedo, no debo… pero quiero. Eso acaba en “Don Juan, Don Juan la puntita nada más”
Dale un repaso al por qué quieres. Con sinceridad y apuntado los motivos. Luego, te olvidas del constructor y empieza a desmotar uno por uno esos motivos. Tú sabes ya cómo y puedes.

Igualmente, que sepas que si estás cabreada es porque tú quieres estar cabreada. El estado de ánimo no es algo inherente en la persona, no es el color de los ojos. Por tanto, analizando las situaciones puede uno llegar a conclusiones que le permitan distenderse y calmar el ánimo.
Posiblemente, ahí encontrarás algunos de los falsos motivos de por qué quieres fumar

Y tienes razón, las veces en que he recaído el primer cigarrillo no me ha producido ningún asco, me ha pegado un pelotazo, se me ha ido el santo al cielo y me he olvidado de todos los problemas. Me he vuelto a enganchar y a los dos días volvía a tener necesidad de nicotina y ésta no me servía para olvidarme de nada. Juntaba los problemas anteriores al de volver a estar enganchado. Las historietas de que nos sabrá fatal y qué asco el humo, no voy a poder resistirlo, nos las pasamos los fumadores por el mismísimo arco del triunfo.

Lanya dijo...

El constructor no tiene la culpa de que yo tenga ganas de fumar, lo se, cierto es que el muchacho no está ayudando mucho, pero es que no lo contraté para que me ayudara a dejar de fumar, y mejor dejemos estar como va el tema para el que SI lo contraté :’(

¿Una lista de motivos por los que quiero fumar? Si es que yo soy muy simple Auri, la lista es muy muy muy corta, sólo se me ocurre un motivo por el que de verdad quiero fumar, porque me gustaba fumar y echo de menos hacerlo.

Es un pensamiento simple, tonto, infantil, y además equivocado, porque no me gustaba fumar sino que es mi adicción la que me engañaba y me sigue engañando y para colmo de tonterías yo voy y me dejo engañar a sabiendas de que me estoy engañando, y además en esta vida hay cosas mucho más agradables y que sin embargo no las echo tanto de menos, pero.... pero soy así de idiota y lo que más echo de menos es fumar...... he estado a punto de escribir “me conformo con fumar” pero rápidamente me he arrepentido, es mentira, no me conformo... lo prefiero (que es peor)........ tampoco es cierto que lo prefiera, puestos a preferir preferiría tenerlo todo, pero eso no puede ser, y al fin y al cabo fumar lo tengo más a mano....... pfffff estoy divagando de mala manera y me está empezando a preocupar las sandeces que se me están ocurriendo.

Se que me arrepentiría si volviera a fumar, y digo “si volviera a fumar” porque no voy a hacerlo, no voy a volver a fumar, pero no consigo quitármelo de la cabeza y estoy cansada de repetirme una y otra vez a lo largo de todo el santo día que no voy a fumar por muchas ganas que tenga.

Anónimo dijo...

Es un pensamiento simple, tonto, infantil, y además equivocado, porque no me gustaba fumar sino que es mi adicción la que me engañaba y me sigue engañando
Lanya, sigue pensando y escribiendo sobre ello. "Ponle palabras a tus sentimientos"
Y no pienses que escribes tonterías, no estamos escribiendo tesis doctorales.

Lanya dijo...

Pues no serán tonterías, pero yo me siento de lo más tonta a leerme a mi misma, y encima tengo un nudo en la garganta, y como no me aguante me voy a sentir de lo más ridícula, que ya soy mayorcita para andar haciendo el ridículo y mucho más para hacerlo en el trabajo ¡qué guantazo tengo por Dios!

Berto dijo...

Bueno Lanya parece que estás pasando el momentazo.
A esas situaciones es a las que temo de verdad, cuando el disgusto te hace perder el norte y la motivación. Cuando piensas que no merece la pena privarse del tabaco. Ahí es cuando la jodimos, cuando la adicción te gana el pulso porque toma el aspecto de una decisión meditada y coherente.
Esto no quiere decir que en cenas y momentos agradables no me apetezca, pero en esos momentos me doy cuenta de quien llama a la puerta.
Hace muy poco yo he tenido unos días de esos en los que repentinamente me invadía una clarividencia que me decía fuma hombre de Dios, si fumar es malo pero quizá mañana te espachurres en la M30 y para qué pasar estos malos ratos cuando podías estar tumbado a la sombra del emparrado de hiedra placenteramente exalando el azulado humo que asciende en una columna de caprichosas volutas.
Esa es la serpiente que tentó a Eva, que bien la pintan en la Biblia, si total... este arbol tiene una fruta fresquisima, Mari, que si te comes una no se va a enterar ni Dios. Y zapazán otra vez fumando dos cajetillas al día y tapándote con una hoja de parra porque el tabaco cuesta como si fuera la fuente de la vida eterna.
En cuanto se me pasó la estapa esa volvieron a aparecer los mil motivos por los cuales decidí dejar de fumar.
La adicción te convence de que tienes razón al querer fumar, pero no debías de estar muy bien fumando cuando has pasado esta racha para dejarlo.
No quieres fumar, la adicta que hay en tí es la que quiere. No le darías un piti a un enfermo por mucho que llorara. Pues ser adicto es una enfermedad.

La Taberna Fantasma dijo...

Lanyaaaaaa, por dios que te arreo con la chancleta, pero por fumar no, sino por desvalorarte de esta manera, nena. Después de lo que tenemos leído por ahí no se te ocurra decir que escribes tonterías que me da la risa. Aquí cada uno expresa lo que tiene dentro y le sale, que el próximo Nobel ya está adjudicado y no somos nosotras. Están permitidos los tacos y los llantos y se aconseja escribir y escribir hasta que le pongamos nombre y cara a cada uno de nuestros fantasmas y hazme caso que yo tengo un bar lleno. Entiendo que con la situación de estrés que estás viviendo te apetezca mucho fumar, pero es que quizá lo que debías combatir es el estrés. Por lo que hablamos ayer es difícil solucionar el problema con el constructor evitando matarlo por aquello de ir a la cárcel, que no mola nada. Lo que sí puedes tratar de modular es la forma en la que te afecta la situación. Que no exageras, Lanya, que la situación es jorobada, que lo sé. Pero tu estrés no le aporta nada, así que puedes ahorrártelo sin problemas. Lo peor que te puede pasar no es muy deseable, pero tampoco es perder las dos piernas, ¿no? Pues ale, si fumas es cuando realmente empeoras la situación. Y no te apetece nada, nena, ni quieres hacerlo (si quisieras realmente no estarías aquí), es la ansiedad (es decir tú) que te está engañando.

Lanya dijo...

Gracias a todos, de verdad, muchas gracias.
Os cuento, para que no andeis pensando lo que no es, es bastante probable que hasta... hasta... pffff ni se sabe hasta cuando, sólo tenga acceso a internet desde el trabajo, mañana tengo la mañana liadilla, así hasta el lunes va a resultar complicadillo que sepais algo de mi, pero es por eso no por otra cosa, no os hagais ilusiones pensando que por fin os librais de mi, que no, que de eso nada, que aquí cada cual tiene su castigo y a vosotros os he tocado yo, y ni tengo garantía ni está permitida la devolución.

Ah, otra cosa, os prometo que no voy a fumar.

Ah, otra cosa... muchas gracias, de todo corazón.

Beatriz dijo...

Yo llego tarde!, y por q?, porq estaba currando, pero de verdad, no como haceis vosotros, panda de vagos....jijiji.

Lanyaaaaaaaaaa, venga nena, q tú eres como yo, simplona!, y en verdad no te apetece fumar, te apetece entrar en un estado de plenitud q ahora asocias a fumar, pero no es real y lo sabes, como fumaras te ibas a sentir como una verdadera mi...da, y también lo sabes, por eso no lo haces.

Ya llegará el momento q elimines esos fantasmas (como bien los ha llamado Taber) de tu cabeza, pero la mejor forma para ello es lo q estás haciendo aquí, escribirlo y leer los puntos de vista de tod@s con una mente receptiva y abierta, q yo q soy muy lista sé q tú la tienes.

Las felinas somos receptivas, y q vengan y me digan lo contrario...

Miauuuuuuuuuu, un besote bonita!!

La Taberna Fantasma dijo...

A ver, se aceptan donaciones para comprarle a Lanya un portátil ultraligero de esos baratillos con una conexión móvil de las que salen en la tele como colgando del ordenador, que yo sé qué parecen... Lanya, sabes que puedes enviarnos mensajes desde el móvil, no? Tienes una opción en configuración para habilitarte una cuenta de correo que te permitirá publicar mensajes con tu autoría, por si no puedes aguantaaaar... Dice el administrador que la fuerza te acompañe, reina. Un beso gordo.

Beatriz dijo...

Yo puedo gestionar lo de la conexión, q pa eso trabajo en Movistar...lo malo es q sale más caro q pagar un portátil a plazo jeje, y luego q no tenga cobertura!!, total...un timo! jajajaa.

Lo del móvil casi q mejor...

Brujilla dijo...

Si es pa alegrar a Lanya, aporto lo que haga falta (bueno, con un tope que estoy en el paro) pero ¿no sería mejor que le donásemos un viaje al caribe? creo que se animaría más y sino me voy con ella (podeis donar más) y me encargo de animarla.
Lanya, el lunes nos vemos por aquí.
Besos.

Anónimo dijo...

Y a ti Berto, cuando te den las clarividencias, les dices que sofistiquen un poco más el asunto. De momento que ya hay M-40, M-45 y hasta M-50, que no sean tan antiguas. Y luego que también te puedes morir cayéndote en picado hciendo parapente o rodeado de camielias y tosiendo con un enfisema pulmonar plan Marguerite Gautier y no espachurrado, hijo...

La Taberna Fantasma dijo...

Pues yo tuve anoche una conversación que tenía pendiente desde hacía casi quince años. Quince años evitándola, deseándola y temiéndola, quince años sin querer pensar en ella y precisamente por eso imaginándola con todo detalle. Había dos copas de ron y dos paquetes de tabaco sobre la barra de un antro nocturno, y una nube de humo lo envolvía todo. Yo me impulsaba en el ron y me agarraba con fuerza al cigarrillo. Aunque no aparecían en mi visión, sabía que llevaba dos paquetes de Nobel en el bolso, por lo que pudiera pasar.

Pero anoche no hubo antro, ni copas de ron, ni humo, ni tabaco en mi mano ni en mi bolso. Sólo hubo un paseo, un banco y por fin mucha paz. Qué sencillo era todo al fin y al cabo. Qué cosas. Al llegar a casa me senté en las escaleras del jardín, como hacía a menudo en verano, a fumarme el último cigarro antes de ir a la cama mientras espiaba a los gatos en la oscuridad. Ese último cigarro a solas y a oscuras siempre fue el que más me gustó.

Pero anoche no me lo fumé. Y, la verdad, tampoco lo eché de menos.

Anónimo dijo...

"Quince años evitándola, deseándola y temiéndola, quince años sin querer pensar en ella y precisamente por eso imaginándola con todo detalle.
Sólo hubo un paseo, un banco y por fin mucha paz. Qué sencillo era todo al fin y al cabo."


Sin comentarios. Espero que habrás sacado las conclusiones tú solita. Y sirva para futuras comeduras de coco.

Ese último cigarro a solas y a oscuras siempre fue el que más me gustó.Pero anoche no me lo fumé. Y, la verdad, tampoco lo eché de menos.

¿Por qué crees que pasó eso?

La Taberna Fantasma dijo...

Oye, Auri, si no me vas a cantar las cuarenta no me cites, ¿eh?, que ya tengo bastante con mi propio nivel de contradicción como para que vengas tú y me lo dupliques. Quizá he tenido esta conversación en el momento de mi vida en que disponía de recursos psicológicos para tenerla, quizá le ocurra igual a la otra persona. O quizá no. Quizá ese último cigarro calmaba una ansiedad sin nombre o bien innombrable. Quízá al nombrarla he logrado que se esfume (qué juego de palabras tan interesante). Sentada en los escalones de mi casa en paz absoluta tuve la sensación de que era capaz de mirar a la cara a cada uno de mis conflictos, ponerles nombre y encontrar una forma de superarlos, y esto me hizo sentir enormemente poderosa. Pensar en este tipo de cosas solía generarme una ansiedad insoportable (y aún veces suele) pero el otro día resolví una situación sumamente conflictiva a nivel emocional para mí, tanto que no había sabido qué hacer con ella durante muchos años y desde luego antes no sabía ni pensar en ello si no era fumando. Y todo esto lo hice sin alcohol, sin tabaco, sin muletas, sin excusas y sin rodeos. Hace 9 meses no me lo habría creído.

Gabriela dijo...

Lataberna. No analizo mucho las contradicciones, ni nada.
Creo entender bien lo que decís, y me emocioné por lo que implica para vos haber podido enfrentar aquello mirándolo a la cara, después de tantos años, y sin muletas. Hasta me parece que estuve ahí, mirándotey nofumando yo también.
Quería contarles algunas cosas sobre la mirada de los demás sobre nostros en el asunto de fumar, pero se me fue el fin de semana como un rayo. Mañana espero hacerme el tiempo. Es improtante para mí. Saludos.

Anónimo dijo...

(...) tanto que no había sabido qué hacer con ella durante muchos años

Pues por lo que veo, prepararte para resolverla.

La próxima vez seguro que tardas menos. Lo malo, querida Lataber, es que cuando eso sucede siempre somos más viejos...